jueves, 26 de junio de 2008

Sacrificio al dios serpiente

(Extraído de la pintoresca adaptación de La guarida del gusano blanco realizada por Ken Russell en 1988. La sobrenatural villana de la peli, una especie de vampira serpiente, intenta acrecentar el poder de su dios, al cual el guionista ha castigado con inverosímil nombre de Dionin. Ingredientes necesarios: una gigantesca cabeza de ofidio prehistórico, un pozo con monstruoso gusano blanco al fondo y una doncella virgen de veintitantos años. Película tan estrafalaria como entretenida.)

¡O Dionin, que viniste de las tinieblas!
¡Dionin, que moraste en paz en el Jardín del Edén!
¡Dionin, que nos diste el don del conocimiento!
¡Dionin, que sufriste la ira del falso dios!

¡Dionin, que fuiste expulsado del Edén por el falso dios!
¡Dionin, que fuiste pisoteado por el hijo del hombre!
¡Dionin, que regresaste a las tinieblas!
¡Dionin, cuyo reino son las tinieblas!

¡Dionin, que proteges nuestras tinieblas!
¡Dionin, que eres las tinieblas!
¡Dionin El Inmortal, acepta este nuestro sacrificio!

A través de las tinieblas reinas.

¡Dionin! ¡Dionin, que surgiste de las tinieblas!
Dionin, que moraste en paz en el jardín del edén,
de la carne virgen, noble muerte que nutre,
acepta este sacrificio.

(La guarida del gusano blanco, Ken Russell (dir.), Ken Russell (guion), 1988, min. 78 (aprox), versión doblada.)