miércoles, 6 de mayo de 2009

Contra los hacedores de muñecos


Esta maldición abre el último capítulo de ¡Arde, bruja, arde!, novelita pulp publicada entre 1932 y 1933 por el norteamericano Abraham Merritt. Los protagonistas de la narración combaten a una bruja que fabrica muñecas diabólicas capaces de moverse por sí mismas. Para animarlas emplea parte de la esencia espiritual de las personas a las que engaña para que posen como modelo, quienes mueren en el preciso momento que las figuras adquieren vida. Según el personaje que narra la historia, el siguiente texto procede de una tabla de arcilla de la época de Asurbanipal:

"Hicieron efigies comparables a mi imagen, similares a mi forma, ellos, que me arrebataron el aliento, que me arrancaron el cabello, que desgarraron mis vestidos, que, mediante polvo, impidieron que mis pies se movieran; que me frotaron con un ungüento de hierbas malignas; que me condujeron a la muerte. ¡Oh, Dios del Fuego, destrúyelos!"

-Abraham Merritt, ¡Arde, bruja, arde!, J. M. Lalanda (trad.), Madrid, Anaya, 1994, p. 197.


-Imagen: fotograma de la película danesa Baby doll, vía Europeana.